A un palmo de alcanzar la cima de Pagonabarra (599 msnm)
Alcanzada la misma, las vistas, además de agradecidas, son espectaculares
Un viaje frustrado que no hay mal que
por bien no venga: Pagonabarra
Andaba hasta el último momento sin ganas
de escribir esta entrada, pues el motivo de la misma era describir y comentar
la salida montañera al monte Loma Negra
en Tudela y la estancia posterior en dicha villa donde tenía lugar hoy (20-10-13) la celebración de Nafarroa oinez, fiesta de las ikastolas
de la otrora provincia de Navarra.
Sin embargo, todo esto se fue al
garete. Después de cambiar el día para librar, madrugar y dirigirme al sitio de
costumbre donde nos recoge el autobús, me encuentro que no hay nadie en la
parada del bus de Amurrio.
Me temo lo peor; que la salida era
antes para ir a Tudela. Aún así me voy a Laudio donde tiene la siguiente parada,
por si hubiera suerte y el bus llegaba con retraso en su llegada, pero nada.
Shock momentáneo y asumir que he perdido el billete a Tudela. Resignación y
espabilar para otra vez. (Ya en casa visiono la web del club de montaña Goikogane
de Laudio y sí, la salida se adelantaba una hora a la de costumbre. En lugar de
las 7:45 en Amurrio, era a las 6:45).
Después de dejar atrás el túnel bajo la variante y cogido el camino carretera de la izquierda
Y ¿qué hago ahora? si son las 8:00
pasadas de la mañana. Ir a casa no era plan. Por lo que de vuelta, me desvío al
pueblo de Luiaondo para iniciar una
pequeña y mañanera salida a la cima del monte Pagonabarra que se
localiza en el término jurisdiccional del pueblo de Arespalditza. Si se quiere,
puede iniciarse el ascenso de este monte desde este mismo pueblo o desde el
pueblo de Zuhatza.
Ermita de San Lorenzo sin campana en la espadaña
Eso sí, visto el enfado que llevaba
conmigo mismo, me tomé con tranquilidad la ascensión a dicho monte, tardando lo
indecible pues, que iba por cualquier pista que salía a mi encuentro, que me
paraba a recoger castañas (es la época) en los contados castaños que salían al
encuentro del camino (llegué a coger 800 gramos de castañas; pesadas al llegar
a casa), y que no dejaba de tirar con la cámara de fotos a diestro y siniestro
–hasta con una rana me encontré ¿o sería un sapo común (Chaunus arenarum)?– ¿Tal vez la rana ágil (Rana
dalmatina) en peligro de extinción? Les invito a adentrarse en el blog de Juan Manuel Pérez de Ana titulado http://sierrasalvada.blogspot.com.es/search/label/Rana%20%C3%A1gil donde se hace un estudio
pormenorizado sobre dicho anfibio y su hábitat natural, localizado en las
cercanías de Orduña. No sé, pero, tal vez, el lector o lectora aficionado y
conocedor del tema podrá sacarme y sacarnos de la duda. En fin, iba matando los
tiempos, es decir, las horas de esta mañana dominguera.
Castaños y las castañas en las ericeras desparramadas por el suelo del camino
Pagonabarragoikoa elevándose sobre el camino
Pasé por delante del caserío del
mismo nombre que el monte, que está totalmente tapiado (ventanas y puertas). Es
el típico estado de abandono de muchos de su género, con la techumbre en alguna
de sus partes semiderruida. Hasta la pequeña subestación eléctrica que en otro
tiempo suministró electricidad al caserío aparecía ahora en la misma situación.
Este caserío también es conocido como Pagonabarragoikoa en
contraposición a otro que hubo más abajo.
La rana se dejaba fotografiar
Me viene al recuerdo que hace ya
bastantes años al pasar junto a este caserío, entonces también abandonado pero
no tapiado, encontré desparramado por el suelo cartulinas o tarjetas con los
nombres de personas que habían traído a este lugar sus animales para llevar a
cabo el apareamiento o monta de ¿cerdas?, ¿vacas? No me acuerdo exactamente.
Ya luego, siguiendo alguna que otra
señal que salía en el camino y algún que otro repecho o cuesta empinada, coroné
la cima de Pagonabarra (599 m) que
me recibe con su esbelta imitación de la cruz de Gorbeia a pequeña escala, en
cuyos bajos acoge el buzón, que reza que la altura de este monte es de 592 m.
(Dicha cima está a escasos metros ladera arriba, después de dejar atrás el
caserío).
La casa-refugio hace de buzón dentro de la Cruz de Gorbeia
Aquí arriba las vistas panorámicas
son agradecidas, con la archiconocida sierra de Sálbada presidiéndolo todo: desde
Txarlazo (927 m, monumento a la virgen de la Antigua) hasta el Diente del Ahorcado,
desgarro rocoso de Castro Grande (1.097 m), ya en las sierras de la Carbonilla y de la
Magdalena.
Destacando además los salientes de Bidárbide
(1.041 m), Iturrigorri (1.068 m), Ungino (1.105 m; éste se camufla y se
hace menos visible) Eskutxi (1.180 m), Aro (1.125 m) y Urieta (1.117 m). Todos
ellos cayendo en la verticalidad del escarpe norte y oeste de la sierra.
Y delante, en lo que se conoce como
La Sopeña, pequeños montes en altura que rondan los 600 metros, como
Pagonabarra (éste más alejado de la sierra) desde el que se observa a los
demás, que hacen de avanzadilla a modo de peones adelantados en el tablero
geográfico de Ayala-Aiara.
Son (nombrados de izda. a dcha.):
Gárate-Burubio-Babio-Asnos-Eskorieta-Peregaina-Zaballa y los situados encima o
alrededores de la villa de Artziniega (a mis espaldas, cuando escribo esto en
la cima de Pagonabarra): Otsati, Montenegro o Peñalba (o Tablas) y Pando (estos
últimos más difícil de distinguir).
Los mismos vigilan o protegen los
pueblos asentados a sus pies (también de izda. a dcha.):
Lekamaña-Saratxo-Etxegoien-Amurrio-Olabezahar-Izoria-Arespalditza-Kexaa/Quejana-Beotegi-Menagarai-Costera/Opéllora-Lanteno…
Precisamente desde este pequeño
balcón de Pagonabarra se alcanzan con la vista los pueblos de
Izoria-Arespalditza-Kexaa-Beotegi-Menagarai-Costera/Opéllora. Algunos de ellos
se verían mejor si no fuera por el tapiz boscoso que diseñan los pinos
insignis. En Kexaa se observa la edificación o conjunto que conforman la
iglesia, el convento y la torre de los Ayala.
¡Ah! también se deja ver Amurrio y el
polígono industrial de Murga con los característicos tejados grises de las
naves industriales. Por cierto, ¿cuándo será denominado oficialmente Kaltzegan? en reconocimiento del topónimo
del lugar donde se asienta el mismo y dejar de utilizar y manosear el topónimo Ayala (aún peor con la grafía “Aiala”)
para denominar un polígono industrial. Y todo por no sacudirse las directrices
emanadas de Vitoria-Gasteiz.
Al otro lado –de todo lo descrito
hasta ahora– saluda el monte Pagolar (720 m), hermanado etimológicamente con
Pagonabarra, pues ambos dicen a las claras que estos montes estuvieron
cubiertos de hayas. Dicho monte que luce la “peculiar” torre o torreta-antena
con los colores rojo y blanco alternos, está asentado en el término
jurisdiccional del Valle de Llodio.
Vista la comparativa, ¿quién se atreve a diagnosticar la edad de los "vetustos"?
En Pagonabarra, la cruz que preside y
culmina su cima, está en peligro. No hace mucho ya fue arrojada, después de desenclavarla,
monte abajo junto al también buzón, en forma de carro, que le acompañaba a su
lado.
Fue repuesta en su lugar aunque no
está fijada al suelo. (Del carro nada se sabe). Fue colocada –la primera vez–
el 3 de marzo de 1979 por un ya desconocido Club Alpino Gastronómico Tierra de Ayala. Club sin mucha
actividad hasta donde yo sé, al menos en lo referente a salidas montañeras.
Incluso puede que esté finiquitado.
Por cierto, en esta mañana otoñal, y
a la vez primaveral con temperaturas agradables y suave viento sur, otro
montañero ha subido a visitar la cruz. Es de Laudio y ha comenzado la ascensión
desde Luiaondo, desde la ermita de San Lorenzo que tiempo atrás fue punto de
mira de lo ajeno –se llevaron la campana de la espadaña–, como yo he hecho, aunque
después ha debido venir por camino más directo a la cima.
El MdB aquí sigue en la cima de
Pagonabarra almorzando y escribiendo estas cuatro líneas que viendo lo escrito
más parecen cuatrocientas. Y –¿por qué no decirlo?– observando el revoloteo de
tximeletas o pinpilinpauxas (“mariposas” en el idioma de Cervantes), el saltar
de matxinsalto (“saltamontes”) y la cópula casi eterna –¡qué envidia debe tener
la especie humana del apareamiento del mundo animal!– de dos abejas que parecía
que no se cansaban, aunque ella empezaba a tener síntomas, deseos y ganas de
quitarse al pesado de su congénere, moviéndose por el suelo para ver si el toro
lo dejaba de una vez. El orgasmo ha debido ser de aúpa pero ralentizado. Se conoce
que el tipo controlaba la situación, a no ser que no andaba fino de puntería.
El apareamiento al abrigo del viento y a la sombra de la hoja es más placentero
Matxinsalto
En una de esas, ante el resolillo y
viento que a veces se levantaba, se lo ha llevado a recochos debajo de una hoja
caída que les servía de sombra y abrigo mismamente. Se conoce que el sudor
proveniente del amor desatado apretaba ya. Y no sigo, no vaya a ser que al
personal se le desate la testosterona y manchemos el blog.
La seta y la tximeleta o pinpilinpauxa
Galanperna con la Cruz de Gorbeia en miniatura arriba
Otra instantánea con la cima arriba.
En la lejanía despunta el Diente del Ahorcado, desgarrado de Castro Grande, en la sierra de la Carbonilla
Me voy, es decir, inicio el descenso del monte en dirección al pueblo de Luiaondo pero ¡qué veo! unos hongos blancos como la nieve, en la vertiente sur de la cima. Alguno ha sido arrancado de su hábitat y otros maltratados y mutilados. Doy fe que no he sido yo. Dejo el trabajo de saber su nombre vulgaris, científico o popular para los entendidos en el mundo de las setas. ¿Puede ser seta de vaca? Que va, es una galanperna. Eso me lo parece.
Dejo arriba -vigilante- a la cruz de Gorbeia e inicio el descenso por camino recto y con pendiente
Comienzo a descender. Si antes la cima la subí por la cara N-NE ahora el descenso o bajada será por el lado E-SE. Por aquí ha subido el montañero laudioarra.
Debo decir que ya se me ha pasado el
berrinche de la primera hora de esta mañana y como dice el slogan de la
camiseta de la 25 edición de la Marcha Garobel (ahora Gorobel y que más
consecuente con el topónimo sería Salbada –con la pronunciación átona en la
primera “a”–): MENDIAZ GOZATU. Gozando con los montes se disfruta y se vive
mejor, sin los sobresaltos que impone el mal llamado “progreso”.
Este tramo de continuo bajar no es aconsejable
para cualquiera. Es casi preferible subirlo, aunque ello conlleve sudar la gota
gorda (30´cuesta subirlo). Muere en camino firme que a la derecha lleva a
Arespalditza y a la izquierda a Luiaondo (o Murga). De frente desciende otro,
pero parece estar en desuso y cubierto de maleza.
El camino de la izquierda, de suelo
firme y prácticamente llano, lleva al caserío abandonado de Pagonabarra. Antes
de llegar a él, está la bifurcación del camino, que luego se convierte en sendero,
que se cogió para subir a la cima. El que quiera (el que venga desde Luiaondo)
puede continuar por este camino de suelo firme utilizado en la vuelta (ahora
descrito) y acometer la subida comentada, pero se llega mucho antes y con menos
cansancio –pues está ahí arriba mismo– si lo abandonamos y cogemos el
desdibujado sendero por el que ascender a la cima. El claro te indica la cima
de Pagonabarra. El anterior tramo viene bien para los que vengan de
Arespalditza, pues así atacan antes la cima de dicho monte.
En este camino de vuelta al caserío que
discurre por la ladera o vaguada de Oleta, observamos la escena
siguiente: unas mariposas posadas en el bastón de mando dándose el lote o
fornicando, como prefieran. El día que ha salido ¡y que es domingo! parece
invitar a ello.
A ciegas y por detrás
La culebra en el camino, lleva ya un rato muerta. Horas antes andaba por los alrededores un quad
Después de superar y dejar atrás el caserío Pagonabarra, cojo el camino que por la derecha desciende sin pérdida, con algún que otro zigzag en su recorrido. Camino, pista y manta. Andar, andar, andar… para llegar… ¿a nuestro destino? Sí y no. El final del camino muere en el pueblo de Murga frente a la fábrica Construcciones Metálicas AYALA S.L. ¡Qué le vamos a hacer! De todas formas si lo que se quiere es andar, este camino está sobrado en distancias kilométricas. Además a lo largo de él, de cuando en cuando, salía a nuestro paso algún que otro castaño que invitaba a recoger el fruto del mismo y también contribuíamos a extirpar esa planta invasora de nombre: cola de zorro o cortadera. O dábamos el último adiós a la culebra ¿Se hace la muerta o está muerta? Más parece lo segundo. Alguna rueda le habrá pasado por encima.
En el cementerio-descansadero, en espera del traslado
Uno de los nuevos inquilinos o intrusos del bosque
Se sigue por el de la izquierda...
Para, poco a poco, ir bajando a la carretera general Marquijana-Arespalditza...
Y dar a parar frente a esta fábrica
Por tamaño no será
El caso es que al final se sale a una zona amplia, especie de cementerio-descansadero de los árboles talados a medida lineal en troncos, en espera de ser llevados en camiones a su destino último. Ahora con el camino cementado, continuamos por el de la izquierda y en las siguientes bifurcaciones cogemos siempre el camino de la izquierda hasta dar, finalmente, con el frente de la fábrica mencionada. (Esta zona última que termina aquí, se debe denominar Lendika). Ahora es el turno de andar por el arcén de la carretera Markixa-Arespalditza que cruza Murga para, llegando al cruce del barrio Marquijana/Markixa, coger el ramal de carretera que se adentra en Luiaondo. Enfrente al cual estaba la casa y venta Maltercio (Malkuartu) (en la misma A-625) frontera de Murga con los límites del pueblo de Luiaondo.
Con y sin coche, el bidegorri, que discurre paralelo al río Nervión, presume de nuevo
Lo lógico –y si además no se quiere andar tanto– habría sido coger el camino de la izquierda (el que va de frente, después de sobrepasar el caserío Pagonabarra) y continuar por él para llegar a la ermita de San Lorenzo y –a través del túnel que salva la variante del pueblo– al pueblo de Luiaondo, que ha sido el camino emprendido al inicio de nuestra andadura en este día de domingo, 20 del mes de octubre de 2013.
Aquí os dejo con la rana que me encontré en el camino www.youtube.com/watch?v=riKi3UkKIf0
Entrando por la entrada al pueblo desde Amurrio luce el nombre y el escudo del Señorío de Vizcaya en la fachada lateral de esta casa de porte palaciego.
Ejemplo de la propiedad de la carretera al Señorío que llegaba hasta Puentelarrá
Detalle del escudo que cuelga de la fachada de esta casa palacio, donde han sido resaltados con pintura los intrumentos de música que porta el mismo
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