lunes, 30 de diciembre de 2013

Un viaje frustrado que no hay mal que por bien no venga: Pagonabarra





A un palmo de alcanzar la cima de Pagonabarra (599 msnm)   
  


     
  Alcanzada la misma, las vistas, además de agradecidas, son espectaculares
                                               
 Un viaje frustrado que no hay mal que por bien no venga: Pagonabarra

Andaba hasta el último momento sin ganas de escribir esta entrada, pues el motivo de la misma era describir y comentar la salida montañera al monte Loma Negra en Tudela y la estancia posterior en dicha villa donde tenía lugar hoy (20-10-13) la celebración de Nafarroa oinez, fiesta de las ikastolas de la otrora provincia de Navarra.
Sin embargo, todo esto se fue al garete. Después de cambiar el día para librar, madrugar y dirigirme al sitio de costumbre donde nos recoge el autobús, me encuentro que no hay nadie en la parada del bus de Amurrio.
Me temo lo peor; que la salida era antes para ir a Tudela. Aún así me voy a Laudio donde tiene la siguiente parada, por si hubiera suerte y el bus llegaba con retraso en su llegada, pero nada. Shock momentáneo y asumir que he perdido el billete a Tudela. Resignación y espabilar para otra vez. (Ya en casa visiono la web del club de montaña Goikogane de Laudio y sí, la salida se adelantaba una hora a la de costumbre. En lugar de las 7:45 en Amurrio, era a las 6:45).
 
                  Después de dejar atrás el túnel bajo la variante y cogido el camino carretera de la izquierda

Y ¿qué hago ahora? si son las 8:00 pasadas de la mañana. Ir a casa no era plan. Por lo que de vuelta, me desvío al pueblo de Luiaondo para iniciar una pequeña y mañanera salida a la cima del monte Pagonabarra que se localiza en el término jurisdiccional del pueblo de Arespalditza. Si se quiere, puede iniciarse el ascenso de este monte desde este mismo pueblo o desde el pueblo de Zuhatza.
 
         Ermita de San Lorenzo sin campana en la espadaña

Eso sí, visto el enfado que llevaba conmigo mismo, me tomé con tranquilidad la ascensión a dicho monte, tardando lo indecible pues, que iba por cualquier pista que salía a mi encuentro, que me paraba a recoger castañas (es la época) en los contados castaños que salían al encuentro del camino (llegué a coger 800 gramos de castañas; pesadas al llegar a casa), y que no dejaba de tirar con la cámara de fotos a diestro y siniestro –hasta con una rana me encontré ¿o sería un sapo común (Chaunus arenarum)?– ¿Tal vez la rana ágil (Rana dalmatina) en peligro de extinción? Les invito a adentrarse en el blog de Juan Manuel Pérez de Ana titulado http://sierrasalvada.blogspot.com.es/search/label/Rana%20%C3%A1gil donde se hace un estudio pormenorizado sobre dicho anfibio y su hábitat natural, localizado en las cercanías de Orduña. No sé, pero, tal vez, el lector o lectora aficionado y conocedor del tema podrá sacarme y sacarnos de la duda. En fin, iba matando los tiempos, es decir, las horas de esta mañana dominguera.

                                             Castaños y las castañas en las ericeras desparramadas por el suelo del camino

Subestación eléctrica que abastecía de electricidad al caserío
 



           Pagonabarragoikoa elevándose sobre el camino



Pasé por delante del caserío del mismo nombre que el monte, que está totalmente tapiado (ventanas y puertas). Es el típico estado de abandono de muchos de su género, con la techumbre en alguna de sus partes semiderruida. Hasta la pequeña subestación eléctrica que en otro tiempo suministró electricidad al caserío aparecía ahora en la misma situación. Este caserío también es conocido como Pagonabarragoikoa en contraposición a otro que hubo más abajo.
 


 La rana se dejaba fotografiar




Me viene al recuerdo que hace ya bastantes años al pasar junto a este caserío, entonces también abandonado pero no tapiado, encontré desparramado por el suelo cartulinas o tarjetas con los nombres de personas que habían traído a este lugar sus animales para llevar a cabo el apareamiento o monta de ¿cerdas?, ¿vacas? No me acuerdo exactamente.
Ya luego, siguiendo alguna que otra señal que salía en el camino y algún que otro repecho o cuesta empinada, coroné la cima de Pagonabarra (599 m) que me recibe con su esbelta imitación de la cruz de Gorbeia a pequeña escala, en cuyos bajos acoge el buzón, que reza que la altura de este monte es de 592 m. (Dicha cima está a escasos metros ladera arriba, después de dejar atrás el caserío).
 

La casa-refugio hace de buzón dentro de la Cruz de Gorbeia
 
Aquí arriba las vistas panorámicas son agradecidas, con la archiconocida sierra de Sálbada presidiéndolo todo: desde Txarlazo (927 m, monumento a la virgen de la Antigua) hasta el Diente del Ahorcado, desgarro rocoso de Castro Grande (1.097 m), ya en las sierras de la Carbonilla y de la Magdalena.
Destacando además los salientes de Bidárbide (1.041 m), Iturrigorri (1.068 m), Ungino (1.105 m; éste se camufla y se hace menos visible) Eskutxi (1.180 m), Aro (1.125 m) y Urieta (1.117 m). Todos ellos cayendo en la verticalidad del escarpe norte y oeste de la sierra.
Y delante, en lo que se conoce como La Sopeña, pequeños montes en altura que rondan los 600 metros, como Pagonabarra (éste más alejado de la sierra) desde el que se observa a los demás, que hacen de avanzadilla a modo de peones adelantados en el tablero geográfico de Ayala-Aiara.
Son (nombrados de izda. a dcha.): Gárate-Burubio-Babio-Asnos-Eskorieta-Peregaina-Zaballa y los situados encima o alrededores de la villa de Artziniega (a mis espaldas, cuando escribo esto en la cima de Pagonabarra): Otsati, Montenegro o Peñalba (o Tablas) y Pando (estos últimos más difícil de distinguir).
Los mismos vigilan o protegen los pueblos asentados a sus pies (también de izda. a dcha.): Lekamaña-Saratxo-Etxegoien-Amurrio-Olabezahar-Izoria-Arespalditza-Kexaa/Quejana-Beotegi-Menagarai-Costera/Opéllora-Lanteno…
Precisamente desde este pequeño balcón de Pagonabarra se alcanzan con la vista los pueblos de Izoria-Arespalditza-Kexaa-Beotegi-Menagarai-Costera/Opéllora. Algunos de ellos se verían mejor si no fuera por el tapiz boscoso que diseñan los pinos insignis. En Kexaa se observa la edificación o conjunto que conforman la iglesia, el convento y la torre de los Ayala.
¡Ah! también se deja ver Amurrio y el polígono industrial de Murga con los característicos tejados grises de las naves industriales. Por cierto, ¿cuándo será denominado oficialmente Kaltzegan? en reconocimiento del topónimo del lugar donde se asienta el mismo y dejar de utilizar y manosear el topónimo Ayala (aún peor con la grafía “Aiala”) para denominar un polígono industrial. Y todo por no sacudirse las directrices emanadas de Vitoria-Gasteiz.
Al otro lado –de todo lo descrito hasta ahora– saluda el monte Pagolar (720 m), hermanado etimológicamente con Pagonabarra, pues ambos dicen a las claras que estos montes estuvieron cubiertos de hayas. Dicho monte que luce la “peculiar” torre o torreta-antena con los colores rojo y blanco alternos, está asentado en el término jurisdiccional del Valle de Llodio.

 
        Vista la comparativa, ¿quién se atreve a diagnosticar la edad de los "vetustos"?

En Pagonabarra, la cruz que preside y culmina su cima, está en peligro. No hace mucho ya fue arrojada, después de desenclavarla, monte abajo junto al también buzón, en forma de carro, que le acompañaba a su lado.
Fue repuesta en su lugar aunque no está fijada al suelo. (Del carro nada se sabe). Fue colocada –la primera vez– el 3 de marzo de 1979 por un ya desconocido Club Alpino Gastronómico Tierra de Ayala. Club sin mucha actividad hasta donde yo sé, al menos en lo referente a salidas montañeras. Incluso puede que esté finiquitado.
Por cierto, en esta mañana otoñal, y a la vez primaveral con temperaturas agradables y suave viento sur, otro montañero ha subido a visitar la cruz. Es de Laudio y ha comenzado la ascensión desde Luiaondo, desde la ermita de San Lorenzo que tiempo atrás fue punto de mira de lo ajeno –se llevaron la campana de la espadaña–, como yo he hecho, aunque después ha debido venir por camino más directo a la cima.
El MdB aquí sigue en la cima de Pagonabarra almorzando y escribiendo estas cuatro líneas que viendo lo escrito más parecen cuatrocientas. Y –¿por qué no decirlo?– observando el revoloteo de tximeletas o pinpilinpauxas (“mariposas” en el idioma de Cervantes), el saltar de matxinsalto (“saltamontes”) y la cópula casi eterna –¡qué envidia debe tener la especie humana del apareamiento del mundo animal!– de dos abejas que parecía que no se cansaban, aunque ella empezaba a tener síntomas, deseos y ganas de quitarse al pesado de su congénere, moviéndose por el suelo para ver si el toro lo dejaba de una vez. El orgasmo ha debido ser de aúpa pero ralentizado. Se conoce que el tipo controlaba la situación, a no ser que no andaba fino de puntería.

El apareamiento al abrigo del viento y a la sombra de la hoja es más placentero


 Matxinsalto


En una de esas, ante el resolillo y viento que a veces se levantaba, se lo ha llevado a recochos debajo de una hoja caída que les servía de sombra y abrigo mismamente. Se conoce que el sudor proveniente del amor desatado apretaba ya. Y no sigo, no vaya a ser que al personal se le desate la testosterona y manchemos el blog.
 
La seta y la tximeleta o pinpilinpauxa 

              Galanperna con la Cruz de Gorbeia en miniatura arriba
 

Otra instantánea con la cima arriba.



En la lejanía despunta el Diente del Ahorcado, desgarrado de Castro Grande, en la sierra de la Carbonilla



Me voy, es decir, inicio el descenso del monte en dirección al pueblo de Luiaondo pero ¡qué veo! unos hongos blancos como la nieve, en la vertiente sur de la cima. Alguno ha sido arrancado de su hábitat y otros maltratados y mutilados. Doy fe que no he sido yo. Dejo el trabajo de saber su nombre vulgaris, científico o popular para los entendidos en el mundo de las setas. ¿Puede ser seta de vaca? Que va, es una galanperna. Eso me lo parece.
 





Dejo arriba -vigilante- a la cruz de Gorbeia e inicio el descenso por camino recto y con pendiente



 
Comienzo a descender. Si antes la cima la subí por la cara N-NE ahora el descenso o bajada será por el lado E-SE. Por aquí ha subido el montañero laudioarra.
Debo decir que ya se me ha pasado el berrinche de la primera hora de esta mañana y como dice el slogan de la camiseta de la 25 edición de la Marcha Garobel (ahora Gorobel y que más consecuente con el topónimo sería Salbada –con la pronunciación átona en la primera “a”–): MENDIAZ GOZATU. Gozando con los montes se disfruta y se vive mejor, sin los sobresaltos que impone el mal llamado “progreso”.
Este tramo de continuo bajar no es aconsejable para cualquiera. Es casi preferible subirlo, aunque ello conlleve sudar la gota gorda (30´cuesta subirlo). Muere en camino firme que a la derecha lleva a Arespalditza y a la izquierda a Luiaondo (o Murga). De frente desciende otro, pero parece estar en desuso y cubierto de maleza.
El camino de la izquierda, de suelo firme y prácticamente llano, lleva al caserío abandonado de Pagonabarra. Antes de llegar a él, está la bifurcación del camino, que luego se convierte en sendero, que se cogió para subir a la cima. El que quiera (el que venga desde Luiaondo) puede continuar por este camino de suelo firme utilizado en la vuelta (ahora descrito) y acometer la subida comentada, pero se llega mucho antes y con menos cansancio –pues está ahí arriba mismo– si lo abandonamos y cogemos el desdibujado sendero por el que ascender a la cima. El claro te indica la cima de Pagonabarra. El anterior tramo viene bien para los que vengan de Arespalditza, pues así atacan antes la cima de dicho monte.
En este camino de vuelta al caserío que discurre por la ladera o vaguada de Oleta, observamos la escena siguiente: unas mariposas posadas en el bastón de mando dándose el lote o fornicando, como prefieran. El día que ha salido ¡y que es domingo! parece invitar a ello.
 
A ciegas y por detrás



La culebra en el camino, lleva ya un rato muerta. Horas antes andaba por los alrededores un quad 


Después de superar y dejar atrás el caserío Pagonabarra, cojo el camino que por la derecha desciende sin pérdida, con algún que otro zigzag en su recorrido. Camino, pista y manta. Andar, andar, andar… para llegar… ¿a nuestro destino? Sí y no. El final del camino muere en el pueblo de Murga frente a la fábrica Construcciones Metálicas AYALA S.L. ¡Qué le vamos a hacer! De todas formas si lo que se quiere es andar, este camino está sobrado en distancias kilométricas. Además a lo largo de él, de cuando en cuando, salía a nuestro paso algún que otro castaño que invitaba a recoger el fruto del mismo y también contribuíamos a extirpar esa planta invasora de nombre: cola de zorro o cortadera. O dábamos el último adiós a la culebra ¿Se hace la muerta o está muerta? Más parece lo segundo. Alguna rueda le habrá pasado por encima.
 
En el cementerio-descansadero, en espera del traslado


        Uno de los nuevos inquilinos o intrusos del bosque

 





Se sigue por el de la izquierda...




Para, poco a poco, ir bajando a la carretera general Marquijana-Arespalditza...



Y dar a parar frente a esta fábrica

 


Por tamaño no será





El caso es que al final se sale a una zona amplia, especie de cementerio-descansadero de los árboles talados a medida lineal en troncos, en espera de ser llevados en camiones a su destino último. Ahora con el camino cementado, continuamos por el de la izquierda y en las siguientes bifurcaciones cogemos siempre el camino de la izquierda hasta dar, finalmente, con el frente de la fábrica mencionada. (Esta zona última que termina aquí, se debe denominar Lendika). Ahora es el turno de andar por el arcén de la carretera Markixa-Arespalditza que cruza Murga para, llegando al cruce del barrio Marquijana/Markixa, coger el ramal de carretera que se adentra en Luiaondo. Enfrente al cual estaba la casa y venta Maltercio (Malkuartu) (en la misma A-625) frontera de Murga con los límites del pueblo de Luiaondo.
 


Con y sin coche, el bidegorri, que discurre paralelo al río Nervión, presume de nuevo





Lo lógico –y si además no se quiere andar tanto– habría sido coger el camino de la izquierda (el que va de frente, después de sobrepasar el caserío Pagonabarra) y continuar por él para llegar a la ermita de San Lorenzo y –a través del túnel que salva la variante del pueblo– al pueblo de Luiaondo, que ha sido el camino emprendido al inicio de nuestra andadura en este día de domingo, 20 del mes de octubre de 2013. 
Aquí os dejo con la rana que me encontré en el camino www.youtube.com/watch?v=riKi3UkKIf0

Entrando por la entrada al pueblo desde Amurrio luce el nombre y el escudo del Señorío de Vizcaya en la fachada lateral de esta casa de porte palaciego.
Ejemplo de la propiedad de la carretera al Señorío que llegaba hasta Puentelarrá 
Detalle del escudo que cuelga de la fachada de esta casa palacio, donde han sido resaltados con pintura los intrumentos de música que porta el mismo

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