Recorrido y cima de Lokiz y al fondo, en la lejanía, el monte sagrado de los carlistas: el Monte Jurra
Sierra de Lokiz y Azantza en el SO de la Alta Nabarra
Raudo y veloz, me encaminé (16-03-2019) a la cita de las 8:00 en las proximidades del perímetro
del Humedal de Salburua en Vitoria-Gasteiz.
Desde aquí, con el automóvil del compañero montañero, nos
dirigimos al asalto pacífico de la sierra de Lokiz -primero- y de la cima de Azantza
-después-.
Para ello, el coche nos dejó en el pueblo de Galdeano, en la
Alta Navarra, previo paso por los lugares del puerto de Opakua (cerca de
Agurain) y pueblos de Larraona, Aranaratxe, Eulate, San Martín de Améscoa,
Zudaire, Baríndano, Artabia y Galdeano, punto final de nuestro primer destino.
Pueblos, todos ellos, englobados en lo que se conoce como Tierra Estella o
Lizarrerria, comarca y Merindad de la Alta Navarra.
A las 9:30 da inicio la jornada de hoy para ascender a la
sierra de Lokiz y más en concreto a las cimas o hitos que la hacen merecedora
de ser tenida en el frontispicio de toda y todo mendizale. Desde la iglesia de
Galdeano se inicia el ascenso por sendero bien definido y señaléticas que salen
al encuentro.
Señales para no perderse y
... monumentos dolméticos que parecen recobrar vida: ojos, boca y una poblada ceja
Cerca -y después- de llegar a la mole de las 3 y 1/2 rocas, donde
destaca la del nombre de Peña Illusia (911 m) en la zona monolítica conocida como
Ibarluin, queda poco para acceder a la sierra a través del puerto del nombre
del pueblo. Tras andarla durante un corto tiempo entre animales que
plácidamente pastan por la misma, se llega al abrevadero circular de piedra
donde las tranquilas yeguas sacian su sed en un día como el de hoy en que el
sol como antesala de la primera venidera nos regala sus rayos que nada tienen
que envidiar a los propios del verano.
Yeguas saciando plácidamente su sed en esta mañana calurosa de invierno, en su particular abrevadero circular
De aquí a la cima de Lokiz y -unos metros antes- la ermita de
San Cosme y San Damián y el refugio anexo, apenas quedan unos metros y minutos.
La cumbre de Lokiz (1114 msnm)
también denominada de San Cosme por la ermita que está a sus pies, es rocosa y
está coronada por dos buzones (el negro y alto; y el gris -color acero- y
bajo). En la ermita, a falta de imágenes, hace las veces una fotografía de los
dichos santos.
Lokiz (1114 m) e interior de la ermita, unos metros más abajo de la cima. A falta de talla, bien sirve la imagen de los copatronos en papel fotografía
Como el trayecto ha sido liviano, emprendemos una caminata por la sierra, por el borde del cortado, hasta el punto denominado Sartzaleta (1109 msnm) donde el vértice geodésico señala el mismo. Desde este lugar se divisa a lo lejos la ermita -esta de mejores hechuras- de Sant Iago de Loquiz, como también se conoce a toda la sierra.
Unas vistas de impacto emocional desde los farallones rocosos de la sierra de Lokiz
y la placa del vértice geodésico que identifica la segunda cima alcanzada
No nos dirigimos hacia ella, sino que volvemos por nuestros
pasos para adentrarnos o, mejor, alejarnos de las estribaciones en caída
cortante de la sierra y por matorral vario y molesto que dificulta nuestro
andar, acceder a un pequeño bosque donde se localiza la que se considera la
mayor altura de la sierra. Desbancando a las dos anteriores que en su tiempo
aparecían como las cimas principales de la sierra.
Lisa: Tercera cima o hito de la sierra de Lokiz, costosa de encontrar y que un sencillo cairn la señala e identifica y sustrae del anonimato existencial
Si bien no tiene un nombre propio que la identifique, se la
denomina Lisa (1126 msnm) por la
cercanía del topónimo de este nombre. Después de avistada con dificultad y hollada
dicha cima, señalada con un poco abultado cairn
o montículo de piedras, apenas perceptible y reconocible la misma, fue el
momento de volver. Pero que vuelta.
El final de la asustadiza bajada que en su último tramo se convierte en el tobogán pedregoso que podemos ver
Una vista general de la Sierra de Lokiz desde el camino que une los pueblos de Muneta y Galdeano
De todos los posibles portillos o pasos para el descenso, se
cogió el que ya no utilizan ni los animales de cuatro patas. Menudo descenso. A
ratos con el culo rozando el suelo, a ratos asiéndonos a las ramas de boj que
salen a nuestro encuentro en la bajada, para rematar la misma con la alfombra
movediza de piedra menuda que al punto hacía de tobogán con el riesgo de bajar
deslizándonos por él.
Espigada y, a la vez, acogedora iglesia-parroquia del pueblo de Galdeano
Logrado salvar este hándicap y la aventura un tanto peligrosa, el camino y pista nos lleva de vuelta al pueblo de Galdeano pero antes, por equivocación nuestra o del “bicho” que en el móvil hacía las delicias o gracia de guiarnos, tuvimos que pasar por el pueblo de Muneta. Es decir, andar un par de kilómetros de más, en un momento en que mi cuerpo se rebelaba a dar más pasos de los necesarios. Y es que la bajada anterior sino fue terrorífica, fue lo siguiente. Temblando y perdiendo fuerza mis piernas en el final de tan vertiginosa bajada.
Tal es así que la siguiente cima al monte Azantza desde el pueblo de Echavarri
(así aparece escrito a la entrada del mismo) no estaba en mi cabeza subirla.
Pues después de casi 6 horas de andar (eran las 15:15), más la bajada por paso
inhóspito y no transitado, tenía más que suficiente. No así mi compañero,
hacedor de este viaje, que no iba a perder la ocasión de hollarla. El caso es
que el propósito de subir a la sierra de Lokiz y alcanzar la cima
correspondiente se extralimitó o prolongó a otras, con la infernal bajada de la
misma.
Ocupando el tiempo de espera, exaltando las esencias patrias en un presente lleno de ignorancia y desconocimiento de nuestra propia historia
Reponidas algo las fuerzas, pues poca comida se trajo
creyendo hacer en una mañana las dos cimas propuestas, en el entorno de la
fuente del pueblo de Galdeano en la cercanía a su iglesia, vuelta al coche y
rumbo al pueblo de Etxabarri aunque,
como ha quedado dicho poco antes, para mí era suficiente. Así que me dediqué a
descansar, haciendo de guardacoches en la zona de descanso junto a unos pilones
de madera cortada y apilada en espera de su próxima recogida y guarda.
Cima de Azantza que tuvo que alcanzar en solitario mi compañero gasteiztarra ante mi desfallecimiento momentáneo tras el descenso infernal de la sierra de Lokiz, que luego dio paso, en el tiempo de espera, a suplirlo con un corto descanso. Como se ve, a veces, los prodigios existen y si no que me lo digan a mi que dormido soy capaz de retratarme a mi mismo
Eso sí, el compañero tardó en su cometido de alcanzar el Azantza
y volver, menos tiempo de lo estipulado en los textos de los libros que a estos
menesteres de y sobre la montaña dedican sus páginas. No obstante, tuve tiempo
de jugar a hacerme unas fotos y a -casi- echar una cabezadita.
De vuelta a casa, parada en el pueblo de Eulate, con ayuntamiento propio, dejando el coche bajo la
vigilancia del cuartelillo de la Benemérita. Unos pasos a pie para llegar al
coqueto y rústico bar -centro de atracción del pueblo- donde, servido por
varias personas del género femenino de distintas edades, fuimos atendidos.
Paradojas de la vida. Una semana antes, fue el día del 8M.
Día del empoderamiento de la mujer y día de la huelga feminista reivindicando
el mismo. Y hoy, los clientes de la barra varones y el servicio hostelero
servido todo por féminas. Amables en el trato como no podía ser de otra manera,
nos enteramos que alguna había estudiado primaria y secundaria íntegramente en
euskara en el colegio público de las Amezcoas, que está en un punto intermedio
de la comarca, el bachiller en Estella y los estudios superiores en la
Universidad en Pamplona-Iruinea para dedicarse a la enseñanza. Ahora estaba en
espera de ir a Lazkao para perfeccionar su euskara, aunque oyéndola no veía la necesidad,
pero, como se suele decir, el saber y/o el mejorar nunca están de más.
Como curiosidad y para conocimiento de los amantes de la
montaña, hay dos mapas: uno de la sierra de Lokiz y el otro de la de Urbasa (sierra
ésta situada al norte de la anterior), interesantes para comprender donde nos
encontramos. Así también, una ingente cantidad de fotos de cimas con sus
buzones o característica especial.
La vuelta a Vitoria-Gasteiz transcurrió por el mismo
recorrido de la ida. Pasando, durante el mismo, junto al desvió que indica el
nacedero del ya archiconocido y nombrado río Urederra, en Bakedano. Aunque no
haya ido aun todavía, por lo que no habrá que dilatarlo en el tiempo.
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