viernes, 29 de marzo de 2019

Sierra de Lokiz y Azantza en el SO de la Alta Nabarra


Recorrido y cima de Lokiz y al fondo, en la lejanía, el monte sagrado de los carlistas: el Monte Jurra



Sierra de Lokiz y Azantza en el SO de la Alta Nabarra
Raudo y veloz, me encaminé (16-03-2019) a la cita de las 8:00 en las proximidades del perímetro del Humedal de Salburua en Vitoria-Gasteiz.
Desde aquí, con el automóvil del compañero montañero, nos dirigimos al asalto pacífico de la sierra de Lokiz -primero- y de la cima de Azantza -después-.
Para ello, el coche nos dejó en el pueblo de Galdeano, en la Alta Navarra, previo paso por los lugares del puerto de Opakua (cerca de Agurain) y pueblos de Larraona, Aranaratxe, Eulate, San Martín de Améscoa, Zudaire, Baríndano, Artabia y Galdeano, punto final de nuestro primer destino. Pueblos, todos ellos, englobados en lo que se conoce como Tierra Estella o Lizarrerria, comarca y Merindad de la Alta Navarra.
A las 9:30 da inicio la jornada de hoy para ascender a la sierra de Lokiz y más en concreto a las cimas o hitos que la hacen merecedora de ser tenida en el frontispicio de toda y todo mendizale. Desde la iglesia de Galdeano se inicia el ascenso por sendero bien definido y señaléticas que salen al encuentro.
 

Señales para no perderse y


... monumentos dolméticos que parecen recobrar vida: ojos, boca y una poblada ceja

Cerca -y después- de llegar a la mole de las 3 y 1/2 rocas, donde destaca la del nombre de Peña Illusia (911 m) en la zona monolítica conocida como Ibarluin, queda poco para acceder a la sierra a través del puerto del nombre del pueblo. Tras andarla durante un corto tiempo entre animales que plácidamente pastan por la misma, se llega al abrevadero circular de piedra donde las tranquilas yeguas sacian su sed en un día como el de hoy en que el sol como antesala de la primera venidera nos regala sus rayos que nada tienen que envidiar a los propios del verano.
 
Yeguas saciando plácidamente su sed en esta mañana calurosa de invierno, en su particular abrevadero circular

De aquí a la cima de Lokiz y -unos metros antes- la ermita de San Cosme y San Damián y el refugio anexo, apenas quedan unos metros y minutos. La cumbre de Lokiz (1114 msnm) también denominada de San Cosme por la ermita que está a sus pies, es rocosa y está coronada por dos buzones (el negro y alto; y el gris -color acero- y bajo). En la ermita, a falta de imágenes, hace las veces una fotografía de los dichos santos.
Lokiz (1114 m) e interior de la ermita, unos metros más abajo de la cima. A falta de talla, bien sirve la imagen de los copatronos en papel fotografía



Como el trayecto ha sido liviano, emprendemos una caminata por la sierra, por el borde del cortado, hasta el punto denominado Sartzaleta (1109 msnm) donde el vértice geodésico señala el mismo. Desde este lugar se divisa a lo lejos la ermita -esta de mejores hechuras- de Sant Iago de Loquiz, como también se conoce a toda la sierra.
 

Unas vistas de impacto emocional desde los farallones rocosos de la sierra de Lokiz 
 
y la placa del vértice geodésico que identifica la segunda cima alcanzada

No nos dirigimos hacia ella, sino que volvemos por nuestros pasos para adentrarnos o, mejor, alejarnos de las estribaciones en caída cortante de la sierra y por matorral vario y molesto que dificulta nuestro andar, acceder a un pequeño bosque donde se localiza la que se considera la mayor altura de la sierra. Desbancando a las dos anteriores que en su tiempo aparecían como las cimas principales de la sierra.
 
Lisa: Tercera cima o hito de la sierra de Lokiz, costosa de encontrar y que un sencillo cairn la señala e identifica y sustrae del anonimato existencial

Si bien no tiene un nombre propio que la identifique, se la denomina Lisa (1126 msnm) por la cercanía del topónimo de este nombre. Después de avistada con dificultad y hollada dicha cima, señalada con un poco abultado cairn o montículo de piedras, apenas perceptible y reconocible la misma, fue el momento de volver. Pero que vuelta.
 
El final de la asustadiza bajada que en su último tramo se convierte en el tobogán pedregoso que podemos ver

Una vista general de la Sierra de Lokiz desde el camino que une los pueblos de Muneta y Galdeano

De todos los posibles portillos o pasos para el descenso, se cogió el que ya no utilizan ni los animales de cuatro patas. Menudo descenso. A ratos con el culo rozando el suelo, a ratos asiéndonos a las ramas de boj que salen a nuestro encuentro en la bajada, para rematar la misma con la alfombra movediza de piedra menuda que al punto hacía de tobogán con el riesgo de bajar deslizándonos por él.
 
Espigada y, a la vez, acogedora iglesia-parroquia del pueblo de Galdeano

Logrado salvar este hándicap y la aventura un tanto peligrosa, el camino y pista nos lleva de vuelta al pueblo de Galdeano pero antes, por equivocación nuestra o del “bicho” que en el móvil hacía las delicias o gracia de guiarnos, tuvimos que pasar por el pueblo de Muneta. Es decir, andar un par de kilómetros de más, en un momento en que mi cuerpo se rebelaba a dar más pasos de los necesarios. Y es que la bajada anterior sino fue terrorífica, fue lo siguiente. Temblando y perdiendo fuerza mis piernas en el final de tan vertiginosa bajada.
Tal es así que la siguiente cima al monte Azantza desde el pueblo de Echavarri (así aparece escrito a la entrada del mismo) no estaba en mi cabeza subirla. Pues después de casi 6 horas de andar (eran las 15:15), más la bajada por paso inhóspito y no transitado, tenía más que suficiente. No así mi compañero, hacedor de este viaje, que no iba a perder la ocasión de hollarla. El caso es que el propósito de subir a la sierra de Lokiz y alcanzar la cima correspondiente se extralimitó o prolongó a otras, con la infernal bajada de la misma.
Ocupando el tiempo de espera, exaltando las esencias patrias en un presente lleno de ignorancia y desconocimiento de nuestra propia historia

Reponidas algo las fuerzas, pues poca comida se trajo creyendo hacer en una mañana las dos cimas propuestas, en el entorno de la fuente del pueblo de Galdeano en la cercanía a su iglesia, vuelta al coche y rumbo al pueblo de Etxabarri aunque, como ha quedado dicho poco antes, para mí era suficiente. Así que me dediqué a descansar, haciendo de guardacoches en la zona de descanso junto a unos pilones de madera cortada y apilada en espera de su próxima recogida y guarda.
Cima de Azantza que tuvo que alcanzar en solitario mi compañero gasteiztarra ante mi desfallecimiento momentáneo tras el descenso infernal de la sierra de Lokiz, que luego dio paso, en el tiempo de espera, a suplirlo con un corto descanso. Como se ve, a veces, los prodigios existen y si no que me lo digan a mi que dormido soy capaz de retratarme a mi mismo

Eso sí, el compañero tardó en su cometido de alcanzar el Azantza y volver, menos tiempo de lo estipulado en los textos de los libros que a estos menesteres de y sobre la montaña dedican sus páginas. No obstante, tuve tiempo de jugar a hacerme unas fotos y a -casi- echar una cabezadita.
De vuelta a casa, parada en el pueblo de Eulate, con ayuntamiento propio, dejando el coche bajo la vigilancia del cuartelillo de la Benemérita. Unos pasos a pie para llegar al coqueto y rústico bar -centro de atracción del pueblo- donde, servido por varias personas del género femenino de distintas edades, fuimos atendidos.
Paradojas de la vida. Una semana antes, fue el día del 8M. Día del empoderamiento de la mujer y día de la huelga feminista reivindicando el mismo. Y hoy, los clientes de la barra varones y el servicio hostelero servido todo por féminas. Amables en el trato como no podía ser de otra manera, nos enteramos que alguna había estudiado primaria y secundaria íntegramente en euskara en el colegio público de las Amezcoas, que está en un punto intermedio de la comarca, el bachiller en Estella y los estudios superiores en la Universidad en Pamplona-Iruinea para dedicarse a la enseñanza. Ahora estaba en espera de ir a Lazkao para perfeccionar su euskara, aunque oyéndola no veía la necesidad, pero, como se suele decir, el saber y/o el mejorar nunca están de más.
Como curiosidad y para conocimiento de los amantes de la montaña, hay dos mapas: uno de la sierra de Lokiz y el otro de la de Urbasa (sierra ésta situada al norte de la anterior), interesantes para comprender donde nos encontramos. Así también, una ingente cantidad de fotos de cimas con sus buzones o característica especial.
La vuelta a Vitoria-Gasteiz transcurrió por el mismo recorrido de la ida. Pasando, durante el mismo, junto al desvió que indica el nacedero del ya archiconocido y nombrado río Urederra, en Bakedano. Aunque no haya ido aun todavía, por lo que no habrá que dilatarlo en el tiempo.

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