jueves, 8 de marzo de 2012

Excursión Fin de Año del "Mendiko Lagunak" mendi Taldea de Amurrio

Más contento que unas castañuelas españolas
Excursión Fin de Año con “Mendiko Lagunak mendi Taldea” de Amurrio
      El motivo de la excursión era celebrar el Fin de Curso 2011 del club de montaña de Amurrio Mendiko Lagunak con la ascensión al monte Costalera, enclavado en la Sierra de Kodes, y después darse un baño con el buen vino riojano acompañado de suculenta comida en la villa de Laguardia.
      Si bien la salida estaba concertada a las 8:00 en el sitio de costumbre, por motivos de tener que esperar a una “señorita”, que se le quedaron las sábanas pegadas, se salió veinte minutos más tarde. El día que figuraba para tal celebración era el 17 de diciembre del pasado año, y así se realizó con la diferencia de que tuvo que trastocarse parte del recorrido y no precisamente por el retraso en la salida, sino por las inclemencias del tiempo. Fue el fin de semana anticipo del tiempo que luego trajo este mes de febrero pasado. Tal es así, que tras atravesar media Araba/Álava en autobús, en el puerto de Azázeta, la carretera se vistió con un pequeño manto de nieve.
      A las 10:00 se entró en el pueblo de Santa Cruz de Campezo, punto de arranque para hollar el Costalera (1.234 msnm) y punto también donde, tras suponer fehacientemente que en la cima de dicho monte la nieve dificultaría, cuando no imposibilitaría, alcanzarla, máxime con el cresterío rocoso en los últimos metros y el añadido de la niebla, se decide posponer la ascensión a este señorial monte. Activando el plan B, es decir, seguir en autobús hasta la localidad de Lagrán para luego, a pie, atravesar el puerto de Toro y descender a la Guardia por el camino conocido como “Ruta del Vino y del Pescado”.
      Así pues, rumbo a Lagrán, pero antes hubo que pasar por los pequeños pueblos de Genevilla, Cabredo (pueblo de unos 100 hab.), con su particular y estrecha calle-carretera donde el autobús se las deseo para atravesarlo –con decir que desde las ventanillas se veían los tejados de las casas y se podían tocar–. Para más satisfacción del personal, tocó hacer una paradita, mientras se hacía el repostaje de fueloil desde la furgoneta, parada en medio de la calle, al domicilio correspondiente que en ese momento tocaba. No había margen físico para adelantar.
      Luego le llegó el turno al pueblo de Marañón, los tres en la Comunidad Uniprovincial de Navarra, entrando de nuevo en la provincia vascongada de Araba/Álava por el pueblo de Angostina al que le siguieron Bernedo, Villafría, Villaverde –una fría y otra verde– y seguidamente Lagrán. Aquí preparación del equipo (mochila, botas, chubasquero, guantes y paraguas) y a emprender la marcha, monte a través, a excepción de los “señoritos” y “señoritas” que se fueron en el bus hasta la Guardia a degustar del pueblo y los buenos caldos hasta la hora de la comida, pues ese era uno de los cometidos para el que se habían apuntado a este viaje de fin de año. En honor a la verdad, hay que reconocer que el viaje, además de salida montañera, también era una excursión, por lo que nada de botas y monte y nada que objetar.
Ruta del Vino y del Pescado. GR 38
      Comienza la caminata a las 10:15. El inicio transcurrió tranquilo por camino arriero –es la antigua ruta del vino y del pescado, formando parte del GR 38 de gran travesía– donde ya desde las primeras curvas nos asaltan distintas muestras de los modos de vida de la zona a modo de escaparates, donde el espectador –montañero en este caso– se detiene a contemplarlos. Como ejemplo, la carbonera de la foto. (Esta ruta lleva unida el nombre de esos dos productos en recuerdo del uso comercial que tuvo, entrelazando los productos vitivinícolas de esta parte de la Rioja con los productos que eran desembarcados en los puertos marítimos del Cantábrico).










 El personal aún está fresco, sus caras reflejan que para ellos/as el recorrido a andar es pan comido







A nivel más local, un letrero medio roto y caído en el suelo dice: Esta senda de herradura (para uso de caballerías) ha sido utilizada durante siglos por los vecinos de Lagrán para llevar a los pueblos de La Rioja carbón, cal… trayendo de allí vino, aceite, etc…



Carbonera 
interpretativa

   Señales
que lo dicen todo


Puerto de Toro y Cruz del Castillo
      Según se iba ascendiendo, el tiempo avisaba que más arriba la nieve se uniría a nuestro andar tranquilo, como así fue, sobre todo, al llegar al puerto de Toro (1.202 msnm), uno de los pasos más importantes y antiguos que cruzaban la sierra de Cantabria desde antiguo y lugar de asalto de viajeros y mercancías por bandidos sin escrúpulos.
 





Con la primera nieve, el guía abre camino al grupo de expedicionarios en formación de a dos






Ya están en el Puerto de Toro
     
      Llegado a este punto, se suscitó la duda de si seguir hasta coronar la cima del monte Cruz del Castillo o Peña del Castillo (1.432 msnm) o iniciar el descenso directamente hacia la Guardia.
      El objetivo de alcanzar Cruz del Castillo estaba a 770 m, aunque luego tocaba el viaje de retorno al punto de partida para proseguir hacia la citada localidad situada en la antigua Sonsierra navarra y, por otro lado, la nieve acumulada en el suelo era importante, habiendo borrado el camino a la cima, aunque se visualizaba por el rastro de la nieve caída entre el arbolado. Así que unos pocos valientes u osados aventureros entre los que no podía falta alguna aventurera se decidieron a atacar la cima. El resto de la expedición continuó el descenso anunciado hacia la amurallada villa de la Guardia, avanzadilla y puerta de entrada al reino de Navarra.
La Cruz helada
La Cruz se deja ver
      Estos decididos montañeros, colmaron su propósito de llegar a la cima de Cruz del Castillo. Arriba algo de ventisca antes de hollar la cumbre, con los últimos metros transformados en peldaños rocosos y helados que obligaban a subirlos con mucha precaución para no resbalar (lo peor sería tener luego que bajarlos). La cruz, erigida en 1963 por la Sdad. Excursionista Manuel Iradier de V-G y el Ayuntamiento de Lagrán, se alza elegante, vestida con la nieve helada, y sirve para cumplir con las fotografías de rigor, que reflejan la huella de la “hazaña” de los ocho valientes, con pequeña ikurrina de testigo. En los alrededores han aparecido y existen restos del Castillo de Toro de la época del rey García Iñiguez, del siglo VIII.
El Gran Patricio toma nombre a los holladores de la C...
     A su espalda, Larrasa o falso Palomares (1.453 msnm) y a ambos lados pero algo alejados, dos descollantes alturas como son Peña del León (1.389 msnm) y Palomares (1.446 msnm), y más en la lejanía, San Tirso (1.329 msnm), aunque la niebla se alió en nuestra contra para impedir verlos.
      Antes de volver al inicio del ascenso, se hace una parada para un tentempié con degustación de un buen chorizo conservado en manteca, que para quitarle parte del jugo fue pasado por microondas y luego frito. ¡Cojonudo! Todo ello acompañado de un buen pan casero y buen vino, servido directamente en el gaznate desde la bota. ¡Apreciada y añorada bota! Fiel compañera en los ascensos de montaña, hasta no hace mucho tiempo.
Guardia, La Hoya y… a comer
Ahora barro y ausencia total de nieve
      Llegado al punto donde se decidió acometer el ascenso a la cumbre, es decir, en el puerto de Toro, se continúa también el descenso al pueblo de la Guardia, donde es de suponer que estará a punto de llegar el grueso de la expedición que no quiso emprender la conquista de Cruz del Castillo. Según se iba bajando y por tanto alejándose de las alturas hacia cotas de nivel más bajas, la nieve se fue despidiendo y la vegetación se volvió distinta a la imperante en la cara norte de la sierra.
La plaza de toros se abre ante nuestra llegada
      Con la vista puesta en la lejanía sobre la silueta de una bodega, famosa en el lugar, el camino deja de ser de arrieros para pasar a ser de “cocheros” (de los de cuatro ruedas a motor, ya que está asfaltado). Pronto alcanzamos, pegando al camino, la fisonomía de una antigua plaza de toros –o coso taurino, que es más apropiado– un tanto destartalada y, en apariencia, abandonada o fuera de servicio.
      Prosiguiendo más adelante, se gira media vuelta atrás y se contempla el horizonte que se cierra con la impresionante sierra Cantabria y el arcoíris que en ese instante despuntaba sobre la misma.  


El arcoíris delante
de sierra Cantabria


La Hoya, a 100 m,
pero otro día


¡Qué ven nuestros ojos! pero si aquí se encuentra el milenario poblado protohistórico de La Hoya de la Edad de Bronce. Desgraciadamente el momento no era propicio para visitarlo. Otra vez será.
Bodegas YSIOS, antesala de la sierra
     Cerca, a vista de pájaro, la bodega YSIOS con su característica imagen arquitectónica y a un estirar de brazos nuestro autobús, junto al restaurante que espera a dar satisfacción a unos estómagos necesitados, tras el largo paseo, de echarse algo adentro. Cambio de muda. Acicalarse un poco y, antes de sentarse en la mesa, subir a tomar una ronda al pueblo guardiense. El resto del personal, sobre todo los autobuseros que no quisieron mancharse las botas, volvía de hacer la misma y se introducía lentamente en al restaurante donde darían cuenta de un ganado “descanso” a sus respectivos cuerpos.



Escaparate bien surtido
en la Guardia


             Saliendo antes de que
nos cierren la puerta



      Así que en este momento se termina la narración o crónica de este día, pues “oveja que bala bocado que pierde”. Castizo refrán que a modo de símil, es mejor sustituir la pluma (de escribir) por la cuchara. No vaya a ser que nos quedemos a dos velas. Escribir y comer no puede ser y además es, ciertamente, poco edificante para el decoro que se debe tener en la mesa para con el resto de comensales.
El guía, risueño y el estómago contento
Todas con gafas para no perder el compás de la canción
Luego, eso sí, no faltaron las canciones patriotas y populares del País y alguna que otra de España… hasta del género flamenco.
Tras la comida viene el sueño placentero
      Y ya cansados, todos y todas de vuelta al autobús y retorno a Amurrio. A casa, que el día ya oscureció.
      ¿Sabían Uds… que los elefantes son los únicos animales en el mundo que no pueden saltar? Menos cuando están trompa que no paran de saltar. Ya saben lo que dicen del vino riojano… que remueve el sayal y empina el gusano.








Por una vez, el fútbol televisivo
fue ignorado


 La vuelta, en autobús,
 que el cuerpo pedía reposo



Kilómetros y tiempo: El recorrido fue de unos 11 km para el común de los mortales que se bajaron del autobús en el pueblo de Lagrán (de los otros ni les cuento), mas hay que sumar otros 1.500 m (i-v) para los intrépidos y osados e intrépidas y osadas valientes que coronaron la cima de Cruz del Castillo, completando todo el recorrido en unas 4 horas.

1 comentario:

  1. Amurrio mendizale! Caras de viejos conocidos en la villa que me dio cobijo estudiantil en 1959. Y un incombustible Patxi, aún guía del grupo en la nieve. Aurrera.

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