Nevero del Poyuelo (1514 msnm) en hermandad con las banderas de Albania y Nafarroa, representativas de dos países ricos en historia (3ª Cima: Sebas, el MdB y Eduardo satisfechos y sorientes en la misma)
Cinco cimas y diez horas entre Burgos y Santander
Un día grande el de este día (03-09-2017). Digno de merecer figurar en
los Annales de la historia del
montañismo de la Tierra de Ayala - Aiara Herri, al menos para el que esto
escribe.
Cinco cimas y diez horas de caminata
tienen la culpa de esta mención, más bien proeza, sin querer llamarlo hazaña
para que no se critique lo presente de exagerado.
La idea inicial para atacar estas
cimas era empezar desde el Puerto de la Magdalena al W. y continuar hacia el E.,
pero se decidió, por los kilómetros de coche hasta ese lugar, iniciar la
ascensión desde el Puerto de las Estacas de Trueba, es decir, por el Este,
aunque luego hubiera que desandar una pequeña parte del recorrido iniciado.

Nada más iniciado el caminar: Vistas del Puerto de las Estacas y de Castro Valnera
Para entrar ya en harina, nos
situaremos geográficamente. El recorrido, que pronto será descrito en las
líneas siguientes, transcurre por una zona de la cordillera Cantábrica, a lomos
fronterizos de las provincias de Burgos y Santander (Cantabria). Es decir, hace
de divisoria política de dos provincias y dos CC.AA., teniendo el valle del Pas,
al Norte y el de Sotoscueva, al Sur. Y hace también de divisoria de aguas Cantábrico-Mediterráneo.
Así que saliendo de Amurrio, vía
Artziniega y Valle de Mena, nos acercamos a Espinosa de los Monteros, en
concreto a la pedanía de Las Machorras, tras recorrer en coche 60 kilómetros y 1
hora y 10 minutos de tiempo.
Desde aquí, con el coche de los
compañeros mendizales que venían de Vitoria-Gasteiz, ascendemos al Puerto de
las Estacas quedando de “polizón” Patxi, un joven alavés admirador de la Alta
Navarra y amante de la naturaleza, cuya mayor ilusión es trabajar de guarda
forestal, que en estos momentos estaba impedido para andar por el monte. Él
llevaría el coche de vuelta al pueblo de Las Machorras aunque no esperaba que
la espera durara diez horas, las cuales deberá administrarlas bien para que la
espera se le haga lo menos larga posible.
Pasadas las 09:30 comienza desde
dicho Puerto de las Estacas -1154 m- el camino por los montes de la
divisoria antes mencionada.
Matas del Pardo (1ª Cima)
La primera cima en alcanzar, al poco
de comenzar: Matas del Pardo (1415
msnm), tras un breve paso por una turbera.
Arriba, en el collado de La Marruya
Siguiendo monte arriba, se inicia el recorrido por el cordal del collado donde se hallan
las Cabañas de La Marruya. Conjunto de varias chabolas, cercanas entre
sí, morada y refugio, hasta hace unas décadas, de curtidos pastores. Las mismas
son de tamaño medio y en algún caso de dos plantas. Todas de piedra y el tejado
igualmente, aunque en este caso de laja. Es el poblamiento de cabañas y prados
(conocido como la braniza) más alto
de todo el Valle del Pas. Comparativamente las txabolas conocidas por estos
lares de la sierra de Sálbada se quedan pequeñas al lado de estas pasiegas.
La braniza poblamiento de cabañas y prados más alto de todo el valle del Pas en La Marruya
Camino de la cima de Cotero...
...en la misma cima, con el punto geodésico y el buzón, frente a frente
Se llega al Pico Cotero (1501 msnm) conocido y llamado por los lugareños “Coteru
la Brena” o, también, “Coterón”. Un punto geodésico y un buzón, frente a frente,
nos dan la bienvenida. Es el monte más alto en la divisoria de esta zona.
Ahora, desandar hasta La Marruya y
seguir por cota más baja para salvarla y acortar tiempo, por donde nos llevó un auténtico
depredador de montañas, un fueraborda terrestre, un desbrozador de caminos… encargado de facto de abrir camino por este paraje abrupto y un tanto sinuoso.
Eso sí pasamos las de Caín: con
ladera donde con lluvia las raíces pisoteadas nos harían deslizarnos ladera abajo
y, más adelante, adentrándonos por entre arbustos de espino, espesos y casi impnetrables, donde estamos a
merced de caídas y tropezones para caer nuestro cuerpo en frondosos tapices, nada
cariñosos para nuestras carnes, que por estos lares lo llaman árgoma o tojo y nosotros otaka u otalorea.
Camino de los dos pechos voluptuosos...
...pero antes, toca cruzar la alambrada de espinos que la naturaleza pone a nuestros pies
Este tramo fue complicadísimo. No pareciendo
vislumbrarse la salida en el horizonte donde se erguían dos montes puntiagudos
que asemejan los pechos de una mujer voluptuosa y que son conocidos como Castro
del Horno Norte y Castro del Horno Sur.
Tras superar penosamente y un tanto exhaustos este paraje
sembrado de arbustos nada agradables, se alcanza un pequeño hayedo donde, antes
de entrar, se degustó una serie de alimentos para aliento de nuestro cansado y
casi desfallecido cuerpo.

Desde esta cima, las siguientes cimas
a hollar parecían pan comido, al menos a la vista de nuestros ojos. Hubo que andar
pero el terreno, ahora por la meseta cimera, estaba despejado y limpio de
matorral para disfrute de los animales que allí pastaban y agradable para los
tres montañeros que proseguían su andar con paso firme, en busca de la
conquista de los montes cimeros.
La Churra (4ª Cima)
El MdB, Sebas y Eduardo, pillado fotografiando

Por la pista habilitada para la instalación de los molinos atrapavientos, camino de la 5ª y última cima: Crespas
En la cima de Crespas. Por lo apretado de la camisa, se ve que la comida de Albania sentó bien... y mira por donde con antenas
Descendemos, sorteando de nuevo, o
más bien sufriendo, el matorral que cubre el suelo, hacia la pista de Rioseco que
la transitamos durante tres kilómetros para, seguidamente, llegar a nuestra meta
final, Las Machorras.
Cambio de ropa, una cañita en el bar
del mismo nombre y cada uno a su casa: mis compis a V-G y yo a Amurrio.
Ganado vacuno y caballar: Los únicos
animales vistos a lo largo de todo el día, aunque tampoco abundantemente.
Durante el recorrido hacia las dos
primeras cimas, fuimos escoltados por una proliferación de estacas o postes
metálicos y alambradas destartaladas de espino que hacen (o, en un tiempo, hacían) las
veces de frontera artificial de ambas provincias. Y, en todo momento, la cima
de Castro Valnera (1718 msnm) no nos perdía de vista, así como la cúpula
de las instalaciones militares en uno de los montes cercanos.
Sin quererlo ni proponérnoslo,
nuestros pies anduvieron recorriendo por encima del túnel de La Engaña de 7
kilómetros de longitud construido por represaliados republicanos bajo la égida
franquista entre los años 1941-1959 para que circulase el ff. cc. que uniría el
mar Cantábrico y el mar Mediterráneo pero que, finalmente, ha quedado como una
muestra más de la incompetencia de los gobiernos carpetovetónicos de la
Península.
Puerto de las Estacas de Trueba
- Matas del Pardo
- Cabañas de La Marruya
- Cotero
- Nevero del Poyuelo
- La Churra
- Crespas
Las Machorras
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