sábado, 26 de diciembre de 2020

San Mamés, la catedral y mucho más

 

 

 

 Para empezar la jornada, primero  se subió al monte San Cristóbal de 885 m

 

 

San Mamés, la catedral y mucho más

Martes, 22 de diciembre 2020, día que los españoles acuñan para que les dé un respiro efímero que solucione sus penas y alegrías, pasajeras o no, y en el que muchos navarros de nuestro país conquistado intentan, tamalez, pescar para solucionar sus vidas finitas. Es el día de la Lotería de Navidad de España a la que navarros inconscientes se aferran, sin darse cuenta o percatarse del flaco favor que hacen a nuestro país conquistado que, a día de hoy, permanece sumido en la conquista continuada en la que le tienen los estados imperialistas de España y Francia.

Pues este día, para nosotros sin ningún significado, se acometió la subida a dos montes próximos a la villa medieval de Salinillas de Buradon/Buradon Gatzaga. Nombre que deviene del topónimo Buradon donde hubo un castillo defensivo y el poblado homónimo en cuyas ruinas se han localizado los cimientos de su iglesia paleocristiana de San Mamés, única conocida en la parte occidental del País, y de la materia prima que se elaboraba en las proximidades.

Subiendo, para lograr alcanzar la cima de San Cristóbal y, después, en la misma cima

Desde este pueblo, a las afueras de la muralla y de la puerta Sur de la misma, donde se encuentra el lavadero con agua de corriente continua, es decir, no estancada, la parada del bus y el centro social y Herriko taberna, comienza nuestro discurrir montañero de hoy.

El trayecto normal y marcado a efectos turísticos, o más sencillo para su desarrollo, es salir hacia la derecha y coger el Camino de Santiago o Done Jakue Bidea que, en su última etapa por tierras alavesas, transcurre de Buradon a la también villa medieval de Briñas, en la Navarra riojana.

 

 

Y unos metros más abajo de San Cristóbal, se pueden ver las cimas de Arbina y Riparasa, siempre que la niebla no nos lo impida

 

Si siguiéramos por este camino señalizado como GR-99, en un par de kilómetros llegamos al portillo de La Lobera, junto al depósito de agua, donde a la izquierda y derecha del mismo aparecen hincadas dos rústicas señales de madera pintadas con brocha gorda que indican las direcciones a seguir para acercarse a las cimas de San Cristóbal y San Mamés, respectivamente. Desde este portillo, el camino, si lo siguiésemos, nos llevaría directamente al pueblo de Briñas, tras abrirse paso a través de la enorme trinchera excavada exprofeso para comunicar ambas localidades.

Y si este fuera el recorrido elegido para la ascensión a dichos montes, tendríamos que desandar y descender los ascensos a las cimas antedichas y volver por el Camino de Santiago al pueblo de partida.

Nosotros decidimos intentar en lo posible hacer una circular que una ambas cimas. Así que, en lugar del camino de la derecha que parte desde el lavadero, cogemos el de la izquierda que, por camino sembrado de hierba, excepto la huella dejada por el eje de las ruedas de los vehículos, nos irá conduciendo en la dirección prevista.

Los montes que intentaremos alcanzar lo más alto de los mismos, se encuentran o forman parte del macizo de Toloño o sierra de su nombre que se sitúa en la variante occidental de la sierra de Cantabria, sierra que preside y, a la vez, defiende y resguarda de los fríos vientos, todo el norte de la Rioja de Álava en la Sonsierra navarra, siendo su frontera natural.

Sin esfuerzo alguno vamos ascendiendo paulatinamente para, ya puestos en las estribaciones o a los pies del primer monte, San Cristóbal, transformarse el ascenso en empinado y abrupto, tanto por el camino y, más arriba, por la senda que se interna entre el boj salvaje y en posición de ataque que hace lo indecible para obstaculizar e impedirnos en lo posible nuestro subir. San Cristóbal (885 m) se encuentra en el mismo camino representado por buzón y teja árabe que hace de refugio de un nacimiento tan de actualidad en estas fechas y cuyo nombre es señal indicativa de la existencia de una antigua ermita.

 

 

 

 

 



Portillo de La Lobera en el Camino de Santiago/Done Jakue Bidea que se dirige de Buradon a Briñas o GR-99. De San Cristóbal (izda.) venimos y a San Mamés (dcha.) nos dirigimos

La cima en sí no deja ver horizonte alguno por estar incrustada entre el arbolado autóctono del lugar, pero junto al buzón desciende una senda que, si la bajamos, apenas 20 metros, veremos un horizonte de montes y cimas próximos y lejanos que la misma no deja ver en su cumbre. Así en la lejanía de la izquierda, la cima de Arbina con el repetidor de la antena y a su derecha, la de Riparasa.

Eso sí, el día amaneció y continuó con niebla y ausencia del sol toda la mañana, negándonos ver el inmenso paisaje que se divisa desde esta cima y, sobre todo, desde la siguiente, próxima a hollar, aunque hubo segundos en que la misma dejaba traslucir lo que teníamos frente a nuestros ojos.

En el lugar en el que estuvimos, el día fue típico de invierno, con temperaturas de 8º toda la mañana, a diferencia de lo que se preveía para el norte del país, colindante con el mar cantábrico donde la temperatura rondó los 18º. Es más, la misma Vitoria-Gasteiz, capital oficial de la Comunidad Autónoma Vasca y española, considerada la Siberia vascongada, también anduvo con esta temperatura casi veraniega, con el día despejado y predominio de un reluciente sol.

A nosotros nos tocó bailar con la más fea y, sino que se lo pregunten a los habitantes de Buradon que en nuestro posterior pasear por entre sus calles, al final de nuestra ascensión montañera y mañanera, no se veía ningún alma. Parecía un pueblo fantasma, pero bonito a la vez en el que sólo parecía reinar el frío intenso.

Pero volvamos a nuestro cometido y prosigamos. Desde San Cristóbal el camino se prolonga adentrándose por sendero que nos irá trasladando a la siguiente cima señalizada con un vértice geodésico Espiribila (847 m) que es una de las tres cumbres de todo el collado de San Cristóbal, para, llegando a la misma, continuar e ir bajando al camino, es decir, al portillo de La Lobera, al principio mencionado, que comunica Buradon y Briñas y hace también de Camino de Santiago o GR-99.

 

 

 

 

 



San Mamés (767 m)

Monte y "catedral"; naturaleza y campo

 

Estando en la trayectoria del mismo, junto a la caseta de aguas y los dos postes de señalización antes mencionados, cogemos la indicación que nos llevará a alcanzar la cumbre de San Mamés.

Ascensión, que sin desmerecer la anterior a la cima de San Cristóbal, nos pareció más bonita por su dificultad, aunque relativa, entre el salvaje boj y el cresterío de puntas de roca saliente que aconsejaba en algún tramo echar el agarre con las cuatro extremidades de nuestro cuerpo. Especialmente para alcanzar la cima misma de San Mamés (767 m). Cima de nuestro destino que, aún sin ser ni estar incluida como la de San Cristóbal en el catálogo de cimas puntuables de la Federación Vasco Navarra, presume de tener unas inmejorables vistas. En su caso, la cima está sobre saliente rocoso que despunta de la masa arbórea, dejando libre el horizonte al que alcanza nuestra vista.

 

 

La "catedral", el antiguo campo de fútbol del Athletic Club con su inconmensurable y reconocible arco apoteósico que ahora descansa en las instalaciones deportivas de Lezama de Bizkaia 

La réplica, que hace las veces de buzón en la cima del mismo nombre que el campo, es decir, San Mamés, nada tiene que envidiar a lo que fue la "catedral" hasta su demolición

A falta de uno, nos queda el otro, pero para eso, ¿qué os parece si subimos a verlo?

 

 

Desgraciadamente, también aquí estuvo presente la niebla que como en las anteriores cimas, prácticamente, sólo dejó ver inmensos mares de profunda niebla blanca. Con el cielo abierto o sin la presencia de nube alguna, las vistas desde el lugar serán espectaculares.

Y otra espectacularidad para los amantes del fútbol, más si estos son seguidores del Athletic Club, es ver construido en miniatura el campo de San Mamés, el de siempre, en dicha cima homónima, con su renombrado arco que todos recordarán y que se convirtió en icono de la “catedral”. Fue esta una obra de ingeniería adelantada a su tiempo que sujetaba, suspendiendo en el aire, la cubierta de la tribuna principal del campo de San Mamés, propiciando que no hubiese columna alguna que impidiera la visión normal del campo de juego.

Esta cima, por su nombre, y este buzón, con la figura de la “catedral”, se ha hecho, se hace, obligatorio visitarla para cualquier forofo o simple hincha del club bilbotarra. Se puede afirmar que, sin pecar de exceso ni de usar ese manido dicho de que los de Bilbao son exagerados, no se será nunca jamás auténtico athleticzale si no se ha subido, al menos una vez, a este monte que lleva el nombre de su recordado campo y una réplica del mismo.

Sucede algo parecido o tiene el mismo significado y mimetismo en lo que se refiere a los practicantes de la religión musulmana, que no serán auténticos y buenos musulmanes si en sus vidas no realizan la peregrinación de visitar el santo lugar de la Meca. Como así a nosotros, San Mamés: la Meca del fútbol del mundo mundial.

 

En el lavadero de agua de corriente continua de Salinillas de Buradon, limpiando las apenas sucias botas de monte

 

Esta cima, a diferencia de la primera en nuestra salida de hoy, no tiene recorrido hacia adelante o en todo caso no es aconsejable, por lo que la senda abrupta entre bojs y rocas de la subida, la tendremos que desandar para retornar al portillo de La Lobera por el que transcurre el Camino de Santiago alavés que, como quedó escrito líneas arriba, siguiendo por el mismo, comunica los pueblos de Buradon y Briñas a través de este camino montañoso. Volviendo de regreso, en nuestra entrada a Salinillas de Buradon, una yeguada casi nos intercepta el camino.

Hablando con su dueño nos enteramos que es una yeguada trashumante que recorre todo el contorno de estos parajes cercanos (valle, monte, sierra) y que está domiciliada en el pueblo de Berganzo/Bergantzu. En este día la componían unas 40 yeguas y algún que otro caballo. Así, a vista de buen pájaro.

 

En un acogedor rincón de la medieval villa de Buradon, toda ella engalanada con adornos navideños

 

Había intención, aunque no muy asentada o convincente, de subir a otra cima que, el camino hacia la misma, parte de la carretera que viene al pueblo, poco antes de llegar a lo que es la zona del lavadero y parada del bus, centro neurálgico para dejar los coches. La Deresa es el nombre de esta cima que se quedó en la espera de otra posible ocasión.

Por lo que, terminada las ascensiones anteriores, llegó el posterior paseo por las calles y callejuelas de la villa medieval. Destacando de la misma, su iglesia de la Inmaculada Concepción y frente a ella, el palacio de los condes de Oñate, representado actualmente sólo por sus cuatro enormes paredes en pie que albergan en su interior la primitiva torre de los Señores, la casa hospital de Santa Ana y, por descontado, su muralla. Destacar que desde el 2003 su casco histórico ha sido declarado Conjunto Monumental con la categoría de Bien Cultural Calificado.

Las paredes, aún en pie, del palacio de los condes de Oñate que ocultan la torre medieval en su interior

 

Como es Navidad, la villa, sus habitantes a título individual, tienen decoradas sus casas con ornamentos propios de estas fechas. Llamándonos la atención que, en la plaza de Oriente, tal vez palabra premonitoria, vimos escalando por la fachada de una de sus casas a los tres Reyes Magos, uno detrás de otro. Hasta ahora, sólo lo habíamos visto hacerlo a nuestro Olentzero y al importado e invasor Papá Noel.

 

 

Barril de vino, convertido en semilla de vida

 

 

Ahí no pasan frío o... menos que al raso

 

Los Reyes Magos de Oriente, cuando es menester, también son escaladores de altura

 

Como el bar entre semana, estaba cerrado, a la vuelta recalamos en el apacible lugar denominado “Coto del Castillo”, un remanso de tranquilidad rodeado de un bello estanque junto al río Inglares que es utilizado para la pesca y el rincón de los cazadores, acogedor bar y restaurante casero de nombre “Txoriarte”.

 

Casa engalanada de cabeza a los pies

A este lugar se llega, en la dirección que íbamos nosotros hacia Vitoria-Gasteiz, cogiendo la carretera que del pueblo de Zanbrana sale hacia los pueblos de San Martín de Fierro, Ocio y Bergantzu. Es decir, pasando Zanbrana, a 1,5 km está San Martín de Fierro y, nada más dejar atrás este pueblo, desvío a la derecha para a 250 metros, aproximadamente, estar en dicho remanso de paz y tranquilidad.

 

 

La soledad del páramo del recóndito lugar del "Coto del Castillo" en un día frío como el de hoy, deja esta imagen del espacio acuático habilitado para la pesca, junto al río Inglares

 

En diciembre de 2015, realizando la despedida del año montañero del club de Laudio-Llodio Goikogane mendi Taldea, la salida consistió en subir al monte San Cristóbal, también desde Salinillas de Buradon para bajar, después, al pueblo de Briñas. Desde aquí el autobús nos trajo a este tranquilo y apacible remanso, alejado del mundanal ruido, donde se despidió dicho año con una suculenta comida.

Después de esta mera descripción de la salida montañera de hoy, van unas pocas fotografías también de lo acaecido hace 5 años por estos mismos lares riojanos.

 

 

Nada que ver hace 5 años que casi sobraba la ropa y lucía un espléndido sol

Aquí se nos ve subiendo a San Cristóbal y, al MdB tras hollada la cima

 

 

 

No fuimos los únicos que aquel año del mes de diciembre de 2015 nos animamos a andar por el monte que rodea a Salinillas de Buradón/Buradon Gatzaga


 

 

 

 

 

 

 

Una imagen interior del pueblo de Briñas con la iglesia titular y su portada ...

 

 

 

 

 

... y otra exterior, con el río Ebro y el embarcadero de los patos

 

 

 

 

En esta ocasión, sí había algunos pescadores en el recinto del "Coto del Castillo" y el cielo estaba reluciente, aun siendo mediados de diciembre

 

 

 

 

 

El interior de Txoriarte huele a caza -mayor y menor- y donde una buena mesa no falta

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